miércoles, 4 de abril de 2012

Madera 1965: Primeros Vientos

Cadáveres de los guerrilleros en la fosa común.



Por Elizabeth Henson, traducción por Adela Cedillo
Madera 1965: Primeros Vientos
Introducción.

Madera, Sierra de Chihuahua, México. El 23 de Septiembre de 1965, justo antes del amanecer, un comando de trece jóvenes pobremente armados, que se hacía llamar a sí mismo Grupo Popular Guerrillero de la Sierra (GPG), atacó una base militar en las afueras de este pueblo de doce mil habitantes, esperando encontrar a unos setenta soldados dormidos en el cuartel. Los soldados asesinaron a ocho guerrilleros y sólo cinco lograron escapar con la ayuda de los pobladores hacia las montañas circundantes. Cuatro soldados fueron asesinados y un quinto murió a consecuencia de las heridas; un civil fue ejecutado por el ejército. El gobernador del estado, el general revolucionario Práxedis Giner Durán, se opuso a los esfuerzos de los familiares para recuperar los cuerpos de los guerrilleros y ordenó que los arrojaran a una fosa común sin ataúdes. “¿Querían tierra? ¡Dénles hasta que se harten!” En las semanas posteriores al ataque, Giner distribuyó cinco mil hectáreas de tierra al Ejido Belisario Domínguezi y firmó un acuerdo que asignaba treinta y nueve mil hectáreas para la amplificación del Ejido Huizopa, en el municipio de Madera.ii En 1971, el presidente Luis Echeverría distribuyó doscientas cincuenta y seis mil hectáreas de la empresa Bosques de Chihuahua –el enemigo principal de la guerrilla–, para formar el ejido más grande de la república, bautizado como El Largo, cuyos miembros continúan suministrando madera a la compañía hasta la fecha.iii Varios predios de Huizopa también fueron sustraídos de las tierras de Bosques de Chihuahua y de los principales caciques locales, José Ibarra y Tomás Vega.

El crecimiento industrial de mediados de siglo –conocido como el “milagro mexicano”– había venido sometiendo a una creciente presión a los campesinos, tanto a los trabajadores sin tierra cuyas demandas de ejidos habían languidecido por décadas, como a los pequeños propietarios serranos que enfrentaban las invasiones de los barones de la madera. El ataque se había desarrollado sobre la base de un movimiento popular que había organizado protestas desde abajo con métodos de acción directa, tales como: manifestaciones, plantones, invasiones de tierras y marchas de campesinos y estudiantes en todo el estado, durante los seis años previos. Los métodos de lucha eran innovadoresiv y sirvieron para incorporar a masas de personas, tanto de zonas urbanas como rurales, sin que mediaran las formas tradicionales de participación representativa. Destacaba la actuación de las jóvenes mujeres de la Escuela Normal Rural de Saucillo, cuya militancia y persistencia deben ser notadas.

En noviembre de 1959, los caciques habían asesinado a un profesor de primaria de Madera, quien había estado aconsejando a los campesinos en el conflicto con Bosques de Chihuahua, dando lugar a un ciclo de protestas recurrentes. Los normalistas se unieron a los solicitantes de ejidos en las invasiones de tierra, muchas de ellas en el fértil valle de Río Conchos, dominado por una vasta agroindustria. Los manifestantes ocuparon varias plazas por meses. Los estudiantes de las preparatorias, la universidad del estado y las escuelas normales enarbolaron sus propias demandas, así como las de los campesinos. En la sierra, los pequeños propietarios y los ejidatarios lucharon contra los caciques aliados a Bosques de Chihuahua, quienes buscaban abrir nuevas vías para la extracción de madera a gran escala. Otros protestaron por las enormes propiedades no contempladas en la reforma agraria, como las tierras de pastoreo con certificados de inafectibilidad ganadera, y es que el propio gobernador había encabezado la Asociación Ganadera tiempo atrás. Estas diversas expresiones de lucha se aglutinaron en la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM), bajo los auspicios del Partido Popular Socialista (PPS) de Vicente Lombardo Toledano, cuyo Secretario General en Chihuahua llegó a ser el joven normalista y después maestro Arturo Gámiz García. Él había sido miembro de la Juventud Popular Socialista del PPS y había cursado la educación secundaria en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en la Ciudad de México, tomando parte en la ola de huelgas que había culminado con la ocupación de su internado en 1956.v

El componente armado del primer grupo guevarista de México vino de la sierra, de gente cuya propensión por la autodefensa armada se prestaba fácilmente al foquismo, que por entonces estaba ganando adeptos entre los revolucionarios. A diferencia de muchos movimientos armados posteriores, emprendidos por estudiantes frustrados por su incapacidad para lograr un cambio social, las raíces del GPG originario eran endémicas. Mi argumento es que la importancia del movimiento popular está en sí mismo, pues su estrategia de acción directa prefiguró los movimientos de participación desde abajo, asociados a las décadas subsecuentes. Al examinar la participación y los aspectos públicos del movimiento, cabe oponerse a su colapso teleológico por la fascinación con la guerrilla, una figura que eclipsa a todas las demás.

El ataque representó la confluencia de dos tradiciones de lucha armada, una de ellas el foquismo, inspirado por la Revolución Cubana de 1959, y otra que databa de las Guerras Apaches de los siglos XVIII y XIX, cuando a los colonos mestizos se les dieron tierras a cambio de defender la frontera. Estos rancheros serranos, que han sido descritos por Alonso, Fuentes Mares, Jordán, Katz, Knight, y Orozcovi en términos similares, ahora luchaban por defender a comunidades rurales semi-autónomas en zonas aisladas, amenazadas por la expansión de la tala. Ellos habían sido un componente central del Ejército del Norte de Pancho Villa. Es preciso enfatizar que la Revolución de 1910 empezó en el noroeste del estado.

A comienzos de la década de los 60, la UGOCM dirigió cientos de invasiones de tierras, marchas y reuniones, recibiendo amplio apoyo. Funcionarios agrarios del gobierno federal habían ordenado a las autoridades estatales satisfacer algunas de las demandas de los manifestantes, pero el estado se mantuvo renuente. La obstinación de Giner derivó en la radicalización de las protestas. A inicios de 1964, el Grupo Popular Guerrillero (GPG), dirigido por Gámiz y Salomón Gaytán –cuyo padre había peleado por la expropiación de Babícora y cuya tierra le había sido arrebatada por los caciques–, emergió en la sierra. Sus miembros resistieron los continuos intentos que la policía rural y las tropas federales hicieron por dispersarlos, expropiaron un depósito de armas automáticas y gozaron de la protección de los campesinos de la región.

La Revolución Cubana de 1959 representó un reto para los partidos comunistas tradicionales, el PPS y el Partido Comunista Mexicano (PCM), el cual seguía las directrices de Moscú. Hacía tiempo que los partidos ortodoxos habían renunciado a la revolución y abogaban por negociar la sucesión de etapas, basados en la noción de que el modo de producción de América Latina era semi-feudal y debía evolucionar hacia el capitalismo, para crear las condiciones para el socialismo. Esta estrategia ataba a las masas y a su vanguardia a una alianza con sectores de la elite, a la par que enfatizaba la importancia de la clase obrera urbana sobre los trabajadores rurales y los agricultores de subsistencia.

La Revolución Cubana no habría ocurrido sin el puñado de guerrilleros que se asentó en las escarpadas montañas, quienes actuaron en abierto desafío al partido comunista tradicional, que sólo ofreció su apoyo cuando se enfrentó a un hecho consumado. Tampoco habría sido posible sin los trabajadores y estudiantes en las ciudades y los cañaverales, a cuya contribución el mito oficial ha restado importancia. Sin embargo, fueron los barbudos de la sierra y no los líderes del partido quienes tomaron el poder y cuyo éxito abrió el camino a una nueva formulación de la estrategia revolucionaria.

Con el foquismo, América Latina se convirtió en una fuente de ideas; otras exportaciones serían la Teología de la Liberación, la nueva canción y la teoría de la dependencia. El foquismo sostuvo que un pequeño grupo de revolucionarios dedicados podría demostrar la vulnerabilidad de la elite y constituirse en un centro magnético –el foco– capaz de atraer campesinos, estudiantes, trabajadores y periodistas extranjeros, madurando eventualmente hacia un ejército del pueblo. Las condiciones iniciales no eran relevantes, lo que importaba era la voluntad revolucionaria. Esta teoría tuvo su explicación más acabada en la obra ¿Revolución en la Revolución? escrita por el filósofo y periodista francés Régis Debray. Publicada en Francia por primera vez en 1967, no estuvo disponible para los militantes de la UGOCM, pero sus ideas ya estaban en circulación.
El foquismo implicó una ruptura dramática con las prácticas y creencias existentes. Con su insistencia en que los revolucionarios podían crear, por sí mismos, las condiciones para una movilización de fuerzas suficiente para derrocar a los regímenes dictatoriales apoyados por Estados Unidos, los foquistas desafiaron la doctrina ortodoxa que exigía la maduración de las condiciones objetivas. Ellos también plantearon un reto explícito al partido tradicional al sostener que la vanguardia emergería en el curso de la lucha. La imagen de los barbudos entrando victoriosos a la Habana en tanques fue irresistible para decenas de miles de jóvenes. Sus intentos por aplicar el modelo cubano a una diversidad de circunstancias resultó, en cambio, un desastre.

La guerrilla de Arturo Gámiz estuvo entre esos experimentos fallidos. El propio Gámiz parece haber creído en el mito cubano, el cual había estudiado en el manual de la Guerra de Guerrillas del Che Guevara, y él y sus compañeros saltaron del convencimiento de la necesidad de la lucha armada, a creer que las mismas masas que se habían movilizado para invadir tierras estaban esperando la señal para levantarse en armas. El resultado fue trágico y provocó una represión que condujo a los sobrevivientes del movimiento a la clandestinidad. Posteriormente éste resurgió en dos corrientes distintas: como sucesor de la organización guerrillera, el GPG-Arturo Gámiz y, como una expresión abierta, el Comité de Defensa Popular, nacido en 1972 en contra de la represión política. El CDP participaba en movimientos estudiantiles y en pro de los derechos sindicales; su columna vertebral era la Colonia Francisco Villa, originada en una invasión de terrenos urbanos.vii

El apoyo de Cuba hacia todos los movimientos armados en América Latina, con excepción de México, se volvió más pronunciado en la medida en que el bloqueo estadounidense se hizo más severo y Cuba tuvo menos que perder. El mexicano había sido el único gobierno latinoamericano que había desafiado a los Estados Unidos al negarse a participar en el boicot contra Cuba por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA). La negativa cubana a apoyar a los movimientos revolucionarios mexicanos contribuyó al manto de silencio que envolvió esta experiencia por años. Los miembros de los movimientos de solidaridad de los Estados Unidos, que hicieron públicas las atrocidades cometidas por los regímenes de Brasil y el Cono Sur, desconocieron actividades similares en México, las cuales ocurrían bajo un régimen civil.

Dr. Pablo Gómez al momento de ser sepultado
en la fosa común.

Luchas agrarias

La lucha por la tierra ha animado a generaciones de revolucionarios, pese a que la pequeña unidad agrícola, sea cooperativa o no, rara vez ofrece una vida digna. El fracaso del sistema ejidal se produjo mucho antes de la disolución del artículo 27 constitucional, que prometía tierra a los desposeídos, a comienzos de la década de los noventa. Los ejidos asumieron una carga imposible: proveer justicia social y sustento a sus miembros, alimentar a las ciudades en crecimiento y su marcha hacia la industrialización y dotar al Estado de un mecanismo para la incorporación política de los campesinos. Los ejidos compartieron una cultura política generalizada de avaricia y corrupción. Su creación no tomó en cuenta la presión demográfica sobre las tierras que, para empezar, escaseaban con frecuencia. Las condiciones económicas del país en su conjunto y más allá de sus fronteras, favorecen a las grandes extensiones agrícolas orientadas a los mercados extranjeros; en cambio, la agricultura de subsistencia del maíz y el frijol a la larga sólo produce trabajadores migrantes. La pequeña parcela, cuando mucho, es parte de una estrategia mixta de sobrevivencia familiar: ilegalmente rentada o marginalmente cultivada y combinada con el trabajo asalariado, la migración, la elaboración de artesanías y las ventas minoristas a pequeña escala, provee de una fuente adicional de ingresos o comida.

La miseria del trabajo asalariado debió haber sido un poderoso aliciente para la creciente demanda de tierra. Las condiciones de trabajo en la industria maderera en expansión eran terribles; la tasa de accidentes era alta tanto en el monte como en los aserraderos. En el monte los trabajadores acampaban por semanas, afrontando el peligro de la fauna, la caída de árboles y otros percances. En los pueblos el trabajo era un poco más seguro, aunque mal pagado. Las condiciones de la minería eran aún más riesgosas, estrechamente controladas y solitarias. La mayoría de los trabajadores migrantes permanecieron atrapados en un ciclo de migración estacional, que implicaba bajos salarios, separación de la familia y deportación periódica, sin la posibilidad de salir adelante.

La destrucción de los latifundios sentó las bases del México moderno, en tanto liberó el flujo de capital para la industria. No obstante, los cambios en la tenencia de la tierra no trajeron una mejora sustancial a las vidas de los campesinos. Los ejidos y los pequeños propietarios han quedado aislados mientras que la agricultura empresarial a gran escala se ha expandido y ha ganado más mercado. Así por ejemplo, el ejido más grande de la república, El Largo, en el distrito de Madera, recibe pocos beneficios de sus bosques; las ganancias van para las compañías que controlan el procesamiento y la distribución de sus recursos.

Chihuahua

Molestar a un serrano chihuahuense no sólo es injusto sino peligroso, y es inútil intentar hacerlo reconocer autoridad alguna. ---José Fuentes Mares.

La Sierra Madre Occidental es una cadena de montañas y barrancas densamente boscosas que corre de norte a sur entre Chihuahua y Sonora. Los pueblos indígenas se sublevaron cinco veces durante el siglo XVII contra los intentos de los jesuitas de concentrarlos en villas. Cuando éstos fueron expulsados de Nueva España en 1767, los indígenas huyeron a la sierra y se dedicaron al pastoreo nómada, optando por rancherías aisladas hasta mediados del siglo XX.

Los primeros mestizos arribaron a la región en busca de oro y plata durante la década de 1630. Los ranchos cercanos a las minas suministraban carne y sebo y se desarrollaron hasta convertirse en haciendas. Otros colonos llegaron en el siglo XVIII para poblar los asentamientos militares establecidos para resistir los ataques de los guerreros nómadas apaches y comanches. Estos colonos recibieron concesiones de tierra y exenciones fiscales como incentivo para permanecer en territorio inhóspito. Después de la Independencia, estos pioneros afrontaron las incursiones de Estados Unidos, la Intervención Francesa y las Guerras de Reforma sin la ayuda del distante gobierno federal, mientras que la Fiebre del Oro en California incrementaba la presión sobre las tribus amerindias para avanzar hacia el sur, traspasando la frontera.

En 1886, los soldados derrotaron a Victorio y las Guerras Apaches llegaron a su fin. La tregua entre los pequeños propietarios y los hacendados también terminó, ya que las haciendas buscaron expandirse, ya libres de la amenaza de invasión, y los rancheros defendieron su independencia. La conclusión del ferrocarril para unir a Juárez con la Ciudad de México condujo a un auge de la exportación de ganado y al incremento en los precios de la tierra, perjudicando a las comunidades locales. Los pueblos resintieron la presencia del ferrocarril por la expropiación de tierras, la tala de árboles, la extracción de minerales y el movimiento de tropas. Más la vía férrea trajo beneficios también: los ferrocarrileros portaron consigo los gérmenes del socialismo y pusieron a los trabajadores migrantes en contacto con la insurgencia obrera internacional, contribuyendo así a la Revolución de 1910.

En 1884, el gobierno federal comenzó a inspeccionar las enormes extensiones de tierra que los pequeños propietarios habían usufructuado como bienes comunales. A las compañías deslindadoras se les concedió un tercio de la tierra en pago; el resto fue vendido a los inversores, muchos de ellos extranjeros. La elite cercó los bienes comunales, privando a los pequeños propietarios de leña y pasto. Los terratenientes también buscaron expandirse al interior de las colonias militares. El asalto político se combinó con la amenaza económica: en consonancia con las políticas centralizadoras del Porfiriato, los líderes políticos locales electos fueron reemplazados por jefes políticos, con frecuencia caciques o gente de fuera. Los ataques al municipio libre estuvieron entre las causas principales de un sinnúmero de rebeliones rurales, incluyendo la de Tomóchic.
Durante las Guerras Indias, la gente de la frontera serrana había sido representada como la encarnación de la civilización en contraste con los indios salvajes. Una vez que los salvajes que permitían definir a los serranos como gente de razón habían desaparecido, los mismos serranos, con su recalcitrante resistencia a la autoridad, fueron concebidos como obstáculos al progreso. La élite ya no los necesitaba para luchar y codiciaba sus tierras. En palabras de Friedrich Katz, la frontera estaba convirtiéndose en un límite. Los serranos eran pobres e igualitarios y su democracia fronteriza dependía de un Estado débil. La cultura de la resistencia armada forjada a lo largo de décadas de guerra continuó animándolos, mientras el Estado porfiriano, en proceso de consolidación, intentaba imponer un monopolio sobre la violencia.

Práxedes Giner Durán en Cd. Madera, Chihuahua.

Madera

En 1899, el ranchero de Arizona William C. Greene compró una mina de cobre en Cananea, Sonora, y más adelante prosiguió con la compra de decenas de minas y millones de hectáreas de bosques en Chihuahua. También compró la vía férrea de El Paso a Terrazas, en el norte de Madera, con la expectativa de extenderla para proveer de madera a la mina de Cananea. Él construyó el pueblo-aserradero de Madera y formó la Sierra Madre Land and Lumber Company. Madera comenzó así como un pueblo-compañía, con cien casas de madera estilo estadounidense –hasta ahora conocidas como el barrio americano– para gerentes extranjeros, y otro barrio, sin agua potable ni electricidad, para los trabajadores mexicanos.viii

En 1906, los trabajadores mexicanos de la mina de Cananea se declararon en huelga, demandando igualdad salarial con los trabajadores estadounidenses y una jornada de ocho horas. La huelga derivó en motín; los mineros rebeldes quemaron instalaciones de la empresa y varias personas murieron. En respuesta, Greene llamó a un grupo de vigilantes estadounidenses dirigidos por los Rangers de Arizona y sometió a los huelguistas. La huelga exhibió las endebles bases del incipiente imperio de Greene, quien se fue a la quiebra en la recesión de 1907.ix En Madera, dos mil trabajadores fueron despedidos después de meses de trabajo sin paga. La propiedad de Greene en la sierra pasó a las manos del estado de Chihuahua, que vendió una parte a inversionistas estadounidenses. Estas vastas posesiones, junto con las inmensas propiedades agrarias de la familia del magnate de la prensa, William Randolph Hearst, que conformaban la Hacienda de Babícora, fueron disputadas durante décadas por campesinos locales, muchos de ellos pequeños propietarios despojados por la expansión de las haciendas y la construcción del ferrocarril en la década de 1880. En los años que precedieron a la Revolución de 1910, el distrito de Guerrero –al que Fernando Jordán llamó la “Longitud de Guerra” – se rebeló una y otra vez.

En 1938, tras décadas de protesta, el presidente Lázaro Cárdenas otorgó una porción de Babícora a la Unión de Veteranos de la Revolución, pero Guardias Blancas al servicio de los Hearst evitaron que la comunidad tomara posesión. Al siguiente año, los campesinos invadieron la tierra y su líder Socorro Rivera fue asesinado.

Durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés (1946–52) los intereses empresariales concentrados en el Banco Comercial Mexicano adquirieron aserraderos, vías férreas y cientos de miles de hectáreas de bosques, y formaron la compañía Bosques de Chihuahua, con sede en la ciudad de Madera. Entre los fundadores se encontraban el ya expresidente Alemán; Eloy Vallina, un empresario español que había fundado también el Banco Mercantil y cuyos descendientes siguen siendo terratenientes importantes en Ciudad Juárez; el General Antonio Guerrero; el banquero Carlos Trouyet, dos viejos gobernadores, Teófilo Borunda y Tomás Valle, y miembros de las poderosas familias Terrazas y Almeida. La compañía era dueña de cerca de doscientas sesenta mil hectáreas en total, además de la madera obtenida de propietarios privados y ejidales. El grupo llegó a fundar Comermex, una de las instituciones financieras más poderosas de la república. También construyó muchas fábricas en las inmediaciones de la Colonia Anáhuac para producir triplay y celulosa, esta última para cubrir la demanda de pulpa de madera, derivada de los cambios en el proceso de fabricación del papel. El grupo Chihuahua vendió lotes a los ganaderos aunque a veces se tratara de territorios nacionales habitados desde hacía muchos años.xi Por esta vía, José Ibarra Ronquillo, Tomás Vega Portillo, Alejandro Prieto García, y Roberto Schneider formaron la compañía Cuatro Amigos en 1956, dedicada a la compra-venta de ganado.xii José Ibarra se destacaba por su crueldad y por las violaciones a las mujeres serranas que perpetraban él y sus hijos.

Con el agresivo empuje de la extracción maderera de los bosques de la sierra, los industriales respaldados por las autoridades estatales emplearon a los caciques locales, sobre todo a los Cuatro Amigos, para apropiarse de la tierra a través de la intimidación y la violencia. La avidez de tierra de los manifestantes reflejaba la condición precaria de cientos de rancheros en toda la zona que contaban con títulos endebles, pese a que muchos de ellos habían vivido por generaciones en las tierras ahora reclamadas por Bosques de Chihuahua o por Los Cuatro Amigos.

Las zonas mineras como Batopilas y Dolores, cerca de la frontera con Sonora, hacía tiempo contaminaban el área circundante y consumían sus bosques por la demanda de madera y combustible. Sin embargo, el impacto de la minería fue local comparado al de la extracción de madera, cuya producción se estaba incrementando exponencialmente para abastecer las necesidades de un mercado en crecimiento. El aumento de la tala no sostenible también amenazaba la supervivencia de los pueblos indígenas, al socavar las bases materiales de su cultura.

Guerrilleros antes del momento de ser sepultados.

De la UGOCM al Grupo Popular Guerrillero

Práxedes Giner Durán, quien gobernó Chihuahua de 1962 a 1966, no fue capaz de comprender un principio significativo del éxito del régimen priísta: se gobernaba a través de negociaciones y reformas desde arriba, empleándolas para neutralizar y desviar las luchas desde abajo y recurriendo a la violencia sólo cuando todo lo demás había fallado. Durante una época de efervescencia social de masas, cuando el movimiento ofrecía amplias oportunidades para el acuerdo y la concesión, Giner hizo frente a la protesta con represión. Los caciques locales no mediaron entre el estado y los campesinos, por el contrario, degeneraron en la brutalidad pura, llevando a cabo violaciones, actos de tortura, secuestros, quema de viviendas, asesinatos y la expropiación de tierra y ganado. Fue la afrenta a la dignidad de los campesinos, tanto como la demanda de tierra, las que alimentaron la revuelta que eventualmente se convirtió en un asalto contra el estado mismo. Por mucho tiempo los serranos estuvieron dispuestos a soportar la pobreza y el aislamiento a cambio de la autonomía; ahora la industrialización estaba invadiéndolos, detrás de las armas de los mismos caciques a los que habían enfrentado por décadas.

Una revisión de los documentos del Archivo General de la Nación revela los muchos intentos que hicieron las autoridades federales para apaciguar los conflictos generados por la intransigencia del gobernador y sus incondicionales.xiii Cabe señalar el gran número de predios aprobados por resoluciones presidenciales y estancados a nivel estatal.

Francisco Luján Adame, un maestro jubilado de Madera, miembro de la UGOCM, había pasado años ayudando a los lugareños con sus solicitudes ejidales, entre ellas la de Cebadilla de Dolores, donde había sido el agente registrado desde 1949. El 27 de noviembre de 1959, Luján fue asesinado a puñaladas en su casa en Madera.xiv La UGOCM organizó una caravana protestando por su asesinato y seiscientas personas se unieron en el camino a la ciudad de Chihuahua, a unos 277 kilómetros de distancia. Los normalistas tomaron las calles en apoyo a los campesinos. El asesinato del profesor Luján dio inicio a un ciclo de protesta y represión. Poco después, Álvaro Ríos Ramírez llegó desde la Ciudad de México en calidad de delegado estatal de la UGOCM, para continuar con el trabajo de Luján. Fue Ríos quien introdujo la táctica de marchas largas entre ciudades distantes, las invasiones de tierra y las ocupaciones de espacios públicos. Ríos organizó un mitin de masas en Madera, donde Arturo Gámiz, los hermanos Gómez y él hablaron juntos por primera vez.xv

Arturo Gámiz, quien se convertiría en el Secretario General del capítulo estatal de la UGOCM y posteriormente en líder del Grupo Popular Guerrillero, nació en Súchil, al norte de Durango, en 1940. Poco se sabe de sus primeros años de vida, más allá de su participación en la juventud del PPS y en la huelga del IPN del ‘56. Arribó a Chihuahua en 1957 y dio clases de primaria en La Junta, un pueblo-aserradero al borde de la sierra, hasta 1959, cuando ingresó a la Escuela Normal del Estado en la ciudad de Chihuahua, donde entró en contacto con activistas de la UGOCM.xvi

Pablo y Raúl Gómez Ramírez también eran miembros del PPS y líderes de la UGOCM en Delicias, el distrito de riego agrícola a lo largo del Río Conchos. Ambos fueron maestros en las escuelas normales rurales; Pablo era también médico de profesión. Ambos contendieron a puestos de representación local por parte del PPS en las elecciones estatales de 1965.

El 11 de diciembre de 1962, Arturo Gámiz llegó al Mineral de Dolores para impartir clases a ochenta y cinco niños. Dolores, un antiguo pueblo minero que databa de tiempos coloniales, estaba cerca de la frontera con Sonora, virtualmente inaccesible debido a la falta de caminos adecuados y puentes. Gámiz había conocido a los hermanos Gaytán, activistas de la UGOCM en la zona, en la ciudad de Chihuahua; ellos sugirieron su asignación a Dolores, donde habían estado sin maestro desde hacía unos veintiocho años.

La familia Gaytán estaba conformada por pequeños ganaderos que habían sido despojados. El padre, Rosendo, había peleado con Socorro Rivera por la Babícora. Sus hijos Juan Antonio, Salvador y Salomón eran miembros activos de la UGOCM. Salomón y Juan Antonio Gaytán perdieron la vida en el movimiento armado; un tercer hermano, Salvador, participó en el GPG y en la guerrilla que lo sucedió, luchó en Guerrero con Lucio Cabañas y retornó a Chihuahua hasta 1992.

El núcleo del ejido de Cebadilla de Dolores, cercano al Mineral de Dolores, se formó en 1948, cuando la comunidad buscó recuperar la tierra que le había sido arrebatada por Francisco Portillo para formar la Hacienda Sírupa, a la que Alemán le concedió un certificado de inafectabilidad por veinticinco años.xvii La comunidad ejerció presión por tierra adicional, ganando parcelas de diferentes tamaños con el paso de los años. Sus miembros se dedicaban a la explotación forestal a pequeña escala. En un momento determinado, Portillo construyó una cerca de alambre de púas para atravesar el centro del pueblo, a fin de evitar que los pobladores dieran de beber a sus animales en un estanque alimentado por un manantial; la cerca fue derribada posteriormente por activistas.

El 7 de diciembre de 1962, Salvador Gaytán ganó la elección como presidente del seccional de Dolores por el PPS, contra el jefe local que había ocupado ese cargo por décadas, e invitó a Gámiz a la zona. La comunidad arrebató a los caciques el control de la escuela, el depósito y la huerta comunitaria; construyó canchas de básquetbol y voleibol e inició campañas de vacunación. Construyó también un puente sobre el río Sírupa y renovó la solicitud de ampliación del ejido Cebadilla, que había languidecido durante años en las manos de la burocracia agraria.xviii

Los líderes de la UGOCM dirigieron las invasiones de tierras en todo el estado. Invadieron predios en los municipios de Buenaventura y Madera, uno de los cuales, Agua Nueva, era propiedad de Roberto Schneider, uno de los Cuatro Amigos.xix

En respuesta, hubo reuniones entre el gobernador interino Saúl González Herrera y Álvaro Ríos, en las que llegaron a varios acuerdos: los campesinos debían desocupar todos los predios invadidos y proveer evidencia de que éstos eran susceptible de afectación agraria. El gobernador mandó al jefe de la policía estatal, Tte. Cor. Roberto Martínez Noriega, quien elaboró un reporte señalando la amplitud del movimiento: “Se hace notar que los miembros de este organismo, que se encuentran en diversos lugares del Edo. de Chih., para llevar a cabo las invasiones, no lo hacen por instrucciones de determinado líder de la Unión, sino que cuando ven algún terreno vacío, lo invaden cuando lo creen propicio.”xx

Al día siguiente, González Herrera envió a los líderes de la UGOCM, incluido Álvaro Ríos, a encontrarse con el presidente Adolfo López Mateos y con Roberto Barrios, Jefe del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC). Ríos prometió poner fin a las invasiones; a cambio, el DAAC quedó en mandar agrónomos para cumplir con las resoluciones presidenciales existentes, levantar censos, y revisar los certificados de inafectabilidad agrarios.xxi

En febrero, Pablo Gómez público “El paracaidismo en Chihuahua,” donde señaló los fraudes anti-constitucionales cometidos por los latifundistas, como el abuso de certificados de inafectabilidad ganadera, los fraccionamientos simulados, y la posesión de grandes extensiones por parte de extranjeros dentro de la franja fronteriza. Concluyó: “No es el campesino quien invade la tierra que le dio la revolución, sino el latifundista que otra vez se apoderó de ella, frustrando así la aplicación de la reforma agraria.”xxii
En marzo, la Compañía Celulosa en Anáhuac cortó la luz y el agua de las casas de los líderes obreros, después de haberlos despedido por haber organizado un sindicato.xxiii

En vista de la falta de iniciativa por parte de la autoridad agraria, a principios de mayo campesinos de los ejidos Zaragoza, Buenaventura, Galeana y Benito Juárez invadieron los predios de Ojitos, propiedad de Hilario Gabilondo y La Morita. Después de la detención de sus líderes llegaron a un acuerdo con la autoridad y éstos fueron puestos en libertad; otros campesinos permanecieron meses encarcelados.xxiv

Gámiz publicó una serie de artículos en La voz de Chihuahua, un pequeño periódico radical, detallando la miseria de las comunidades rurales sujetas a expropiaciones forzadas, explotación acelerada de sus bosques y violaciones a sus derechos humanos.xxv

También en mayo Giner exigió a la Secretaría de Educación estatal que sacara a Pablo y Raúl Gómez de sus puestos como profesores, por ser responsables de las invasiones.xxvi Hacia el 8 de junio fueron rehabilitados pero no sería la última vez que fueran destituidos. El periódico progresista Índice publicó un editorial agradeciendo al gobernador por haberlos reinstalado y, en la misma plana, un artículo firmado por Álvaro Ríos, líder estatal del UGOCM, intitulado “El Gobernador Giner se declara defensor de los latifundistas y enemigo de los campesinos,” donde acusó a Giner de haber generado una comisión deslindadora y un cuerpo técnico de fantasía para cumplir con su promesas.xxvii

A finales del mes de junio y principios de julio, los campesinos invadieron San Ambrosio, Agua Nueva y el Rancho de San Carlos, propiedades de Ignacio D. Siquieros, Federico Cisniega, y Carlos Muñoz Leyva respectivamente, en los municipios de San Francisco de Conchos, Chihuahua, y Delicias. Los paracaidistas fueron convencidos por el ejército de salir pacíficamente y no hubo incidentes.xxviii

En julio, el periódico radical Acción publicó una carta a la opinión pública denunciando atropellos en la región de Madera, suscrita por personas que habían llegado ahí cuando estaba en el abandono, cuyos padres habían luchado en contra los apaches, defendiendo con sangre lo que ahora les querían quitar. Después de cuarenta años habían recibido una notificación por parte de Bosques de Chihuahua para desalojar en quince días. Los campesinos de Madera repitieron la queja un mes después.xxix

El 2 de septiembre de 1963, la UGOCM y un grupo que llegó a ser de hasta trescientos campesinos empezaron un plantón permanente frente a las oficinas del DAAC en el centro de la ciudad, y volvieron a recibir apoyo popular masivo, incluido el de normalistas y otros estudiantes. Entre sus demandas estaban la desaparición de los latifundios, la repartición de la tierra, el mantener a Pablo y Raúl Gómez en sus puestos –otra vez habían sido amenazado con un cambio de lugar–, la liberación de los presos políticos y el fin de la tala. La preocupación por la tala excesiva y su impacto en la cuenca no eran prioritarios pero estaban presentes. Por la mañana los manifestantes montaron protestas silenciosas en el patio del palacio del gobierno estatal y en la tarde desfilaron por el centro de la ciudad con pancartas. En una de sus pancartas se leía: “a las vacas les dan 30 hectáreas, y a nosotros ¿cuántas? y ¿cuándo?” También sostuvieron una serie de reuniones con el gobernador, el delegado estatal del DAAC, Eduardo Juárez Santoscoy, y Francisco Javier Álvarez, encargado de la Secretaría de Educación estatal, todas sin resultados.xxx Estos encuentros eran indicativos tanto de la presión ejercida sobre el estado por las protestas continuas como de los intentos del gobierno por pacificar al movimiento a través de concesiones prometidas. Cabe preguntarse cuánto tiempo pasaron Gámiz y los otros maestros en el salón de clases.

El 23 de septiembre de 1963, Gámiz se reunió con Vicente Arreola, representante de Bosques de Chihuahua, en la oficina del procurador estatal, Hipólito Villa Rentería; Arreola prometió poner fin al hostigamiento contra los campesinos.xxxi

El 25 de septiembre, el aún presidente López Mateos, de gira por Chihuahua, concedió una reunión a cinco líderes de la UGOCM, entre ellos Ríos, Gámiz y los hermanos Gómez, donde prometió estudiar y resolver la situación.xxxii

En octubre de 1963, la Juventud Popular Socialista del PPS organizó el semi-clandestino Primer Encuentro en la Sierra “Heraclio Bernal”, en Cebadilla de Dolores. Doscientos delegados, entre ellos campesinos, estudiantes y militantes de seis estados, asistieron al evento. Influidos por el viraje de Cuba al socialismo, los participantes debatieron el empleo de la lucha armada para lograr la revolución mundial, pero al final votaron en contra. No obstante, el Primer Encuentro marcó el inicio de la ruptura por parte de los sectores más radicalizados del PPS, su juventud y la UGOCM. Después de la reunión los estudiantes destruyeron las cercas de alambre de púas puestas por Francisco Portillo y el ejército arrestó a varios de ellos, incluido Álvaro Ríos.xxxiii

Exigencia de justicia por el asesinato
del Profr. Franciso Luján

La segunda ocupación del DAAC

En enero y febrero de 1964, la UGOCM organizó más invasiones de tierras con la participación de un gran número de campesinos, estudiantes y normalistas, sobre todo las de Saucillo. Algunas de las propiedades ocupadas pertenecían a los hacendados de la revolución, convertidos en prósperos ganaderos, entre ellos familiares de Antonio Guerrero, Pedro Almada y Rogelio Quevedo, y políticos promitentes como Hilario Gabilondo e Ignacio Siqueiros; otras pertenecían a la Anderson Clayton Company, productora estadounidense de algodón. El gobernador respondió una vez más con el cierre de las escuelas normales y envió al ejército y la policía rural para desalojar las tierras –a veces con violencia– y arrestar a los manifestantes, acusando a sus líderes de crímenes federales. La oposición se intensificó.xxxiv

El 6 de febrero, los estudiantes de la Escuela Normal estatal, la Escuela de Artes y Oficios, y el Internado para Señoritas de la Normal Diurna se fueron a huelga, aconsejados por líderes de la JPS.xxxv
El 19 febrero, en una invasión del predio Casa Colorada, propiedad de Ezequiel Chávez, en el Municipio de Madera, detuvieron a Arturo Gámiz y lo mandaron a la penitenciaría estatal. Salió bajo fianza el 4 de marzo. En el expediente se registró que Gámiz no tenía antecedentes penales.xxxvi

Las elecciones presidenciales de 1964 aumentaron la tensión. Vicente Lombardo Toledano anunció el apoyo del PPS al candidato del PRI, Gustavo Díaz Ordaz, y la sección estatal de la UGOCM estuvo bajo presión para contener al movimiento de masas. La división al interior de la UGOCM se hizo inevitable entre Gámiz y Ríos con su alegato a favor de la acción directa, por un lado, y Jacinto López, el líder nacional, por el otro. En 1966, Ríos fue expulsado de la UGOCM por su persistencia en organizar invasiones.xxxvii Por su parte, Judith Reyes, cantante de protesta, editora del periódico radical Acción, y una de las pocas mujeres con liderazgo en el movimiento, contendió por una curul en el senado federal bajo las siglas del Frente Electoral del Pueblo (FEP), un grupo cercano al PCM.

Ese año los Estados Unidos dieron por concluido el Programa Bracero, el cual había provisto de trabajo agrícola a decenas de miles de campesinos mexicanos desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Miles de trabajadores regresaron a México y muchos se asentaron en los estados fronterizos, exacerbando la demanda de tierra y trabajo. La Escuela Normal Rural de Saucillo (recién trasladada desde Flores Magón), con trescientas estudiantes entre doce y dieciocho años, y Salaices, con trescientos estudiantes, estaban bajo vigilancia continua de la policía y el ejército, que mantenían al estudiantado bajo un efectivo pero amenazador estado de sitio; no obstante, los estudiantes continuaron participando en las invasiones de tierras.

El 27 de febrero, los normalistas ocuparon las oficinas del DAAC; los granaderos y la policía los desalojaron con gas lacrimógeno y arrestaron a una treintena de estudiantes, incluidos Guillermo Rodríguez Ford e Hilario Cardona, cuyas detenciones –aunadas al caso de Álvaro Ríos– llegaron a ser motivo de protestas continuas. Los manifestantes fueron al Palacio de Gobierno y, al no recibir respuesta, rompieron cristales y se confrontaron con las fuerzas del orden. Después comenzaron un plantón en la Plaza Hidalgo, donde cientos de personas permanecieron meses, en forma esporádica.xxxviii En todo ese tiempo los estudiantes enviaron raciones de comida y los simpatizantes cocieron tortillas en los patios de los edificios del centro de la ciudad. Aunque eran extenuantes y disruptivas para la vida familiar, estas ocupaciones e invasiones proveyeron de un foro a las nuevas formas de vida colectiva, por lo que deberían ser evaluadas por sí mismas y no sólo en términos de sus resultados.

El 28 de febrero, los manifestantes quemaron dos monigotes en cajas de muertos, uno representando a un granadero y el otro al gobernador, con los letreros de “Mal Gobierno” y “Latifundistas”, en frente del Palacio de Gobierno.xxxix

Autoridades federales, que debían menos a los intereses locales de ganaderos, talamontes y otros terratenientes y deseaban evitar otra Cuba, trataron de mitigar el clima creciente de violencia, enviando a funcionarios federales a negociar con el estado, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.xl

En marzo, Pablo Gómez anunció su candidatura como diputado suplente por el PPS en Delicias, mientras su hermano Raúl Gómez contendió para una diputación federal en Guerrero.

El 6 de abril, al finalizar el discurso del candidato presidencial Gustavo Díaz Ordaz en la ciudad de Chihuahua, un estudiante subió a la tribuna e intentó tomar el micrófono para exigir la liberación de los detenidos, lo que ocasionó un zafarrancho. Las fuerzas de seguridad escoltaron a Díaz Ordaz desde el estrado y la multitud incendió el templete, quemando la fachada del ayuntamiento.

Por entonces el movimiento tenía tres presos políticos célebres: Hilario Cardona, estudiante, por la ocupación del DAAC y por los eventos del 6 de abril; Guillermo Rodríguez Ford, maestro, por fabricación de explosivos y lo del 6 de abril, y Álvaro Ríos. Ríos fue acusado del homicidio de Roberto Carranza Anchondo, asesinado el 24 de abril de 1961 en un tumulto provocado por elementos anti-comunista en contra de una reunión pro Cuba. También fue acusado de daño a propiedad ajena, por la destrucción de la cerca en Cebadilla de Dolores después del primer Encuentro en la Sierra.xli

El 8 de abril, Cardona, estudiante de la normal estatal, rindió una presunta declaración donde, entre otros disparates, alegaba haber fabricado bombas y granadas con Gámiz, Pablo Gómez, y Rodríguez Ford en los bosques próximos a Aldama, señalando en varias actividades a los líderes de la FEP. Unos días después hizo otra declaración en la que aseguró que la primera era falsa y que había sido torturado por Daniel Luna, agente de la policía judicial. En las sesiones de tortura fue golpeado, le aplicaron toques eléctricos con picana, le metieron la cabeza en agua sucia y amenazaron a su famila. Cardona permaneció encarcelado hasta noviembre.xlii

En abril, Pablo Gómez persiguió a un autobús que transportaba a tres estudiantes de Saucillo, mujeres jóvenes determinadas a tomar las armas y unirse a la guerrilla en la sierra; Gómez las convenció de regresar a la escuela.xliii

El 2 de junio, arribó a la capital una marcha de cientos de campesinos del norte de Durango, exigiendo la libertad de Álvaro Ríos.xliv

En junio, los estudiantes de la Escuela Normal estatal imprimieron invitaciones a la graduación de la generación 1958–64, sin sin incluir el gobernador, e incluyeron a Hilario Cardona en la lista, pese a que estaba encarcelado desde febrero.xlv

El 28 de agosto, el gobernador, a través del encargado de la SEP, anunció la clausura definitiva de las escuelas normales nocturnas de Chihuahua, Juárez, Ojinaga y Parral por haber concluido con su finalidad; no habría presupuesto ni empleos para la creación de nuevas escuelas. Recientemente se habían cerrado las Escuelas de Artes y Oficios y el Internado de Señoritas por antipedagógicos. También se anunciaron cambios de plazas para maestros considerados agitadores.xlvi

En respuesta a la petición de las estudiantes de reabrir el internado, Giner replicó: “Las normalistas no necesitan internados: ellas duermen en el llano con los campesinos que piden tierras.”xlvii
Cuando Gámiz salió de prisión, a principios de marzo, tomó las armas junto con un puñado de compañeros, y jamás volvió a la enseñanza. Las montañas y barrancas del noroeste de Chihuahua ofrecían un teatro de operaciones ideal y una población acostumbrada a la autodefensa armada. La nueva organización recibió el nombre de Grupo Popular Guerrillero de la Sierra (GPG). La retórica del movimiento resaltaba el valor masculino y el conflicto entre Gámiz y Giner cobró aspectos de un duelo personal. En su “Corrido de Arturo Gámiz”, Judith Reyes le otorgaba la victoria a Gámiz “porque él era más viril.”xlviii

El GPG llevó a cabo una serie de ataques contra destacamentos del ejército y la policía estatal, confiscando armas y municiones y rescatando prisioneros. De acuerdo con el reporte publicado por la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado del expresidente Vicente Fox, agentes de la Dirección Federal de Seguridad fueron capaces de infiltrar los círculos estudiantiles y campesinos al interior y en torno de la UGOCM, pero nunca pudieron penetrar al GPG, al menos en Chihuahua. Mientras las fuerzas de seguridad consideraban al GPG, la UGOCM y sus simpatizantes como “comunistas” y “subversivos”, públicamente los llamaban delincuentes y roba caballos. De acuerdo con la Fiscalía Especial, los agentes federales asignados al caso carecían de preparación suficiente para analizar las políticas del grupo o las causas que los habían empujado a tomar las armas. Resulta claro que el Estado subestimaba su capacidad de acción y el apoyo en las comunidades serranas, y que la vigilancia era insuficiente. Ningún líder del GPG clandestino fue arrestado nunca; Gámiz fue detenido en relación con la invasión de tierras pero liberado de inmediato. El estado fue incapaz de prevenir el desarrollo de estas guerrillas, lo que les insufló confianza para atacar el cuartel.xlix

La primera acción pública del GPG tuvo lugar en el municipio de Madera, el 28 febrero de 1964, cuando quemaron un puente que servía a los taladores, dejando una manta que decía: “Quemamos puente en apoyo paracaidistas y pedimos libertad líderes encuéntranse presos, seguiremos tomando medidas drásticas de sabotaje hasta lograr este propósito.l

En abril, en la casa de José Ibarra en el Mineral de Dolores, capturaron una estación de radio. En mayo de 1964, Salomón Gaytán mató a Florentino Ibarra, hermano de José, en venganza por el asesinato de Carlos Ríos, un activista pima de la UGOCM, y pasó a la clandestinidad. El Secretario de la Defensa Nacional mandó una compañía tras los guerrilleros y los soldados tuvieron que contratar guías entre los serranos, que los hicieron caminar en círculos; las tropas recurrieron a la tortura de civiles, los colgaron de los árboles y los hicieron pender de helicópteros que volaban cerca de los barrancos.

En mayo, Salvador Gaytán tomó las armas y dejó su cargo. Escribió una declaración que terminaba con la promesa de deponer las armas cuando las autoridades llevaran a los caciques a la justicia. Se sucedieron varios ataques exitosos contra los soldados, que aumentaron el arsenal de armas automáticas de los guerrilleros.

El 17 de julio, el GPG atacó la casa de los Ibarra en el Mineral de Dolores, donde se alojaba la policía judicial, quemó el inmueble y debatió la ejecución de los cautivos antes de liberarlos en ropa interior, según algunos reportes. En su informe, Rito Caldera, comandante de los judiciales en Gómez Farías, alegó que los habían atacado gritando: “¡Viva la FEP!”, “¡Viva Palomino!”, “¡Muera Díaz Ordaz!” y que cada uno de los guerrillero “traía puesto un sombrero y al frente del mismo una bandera pequeña de color rojo y negro.”li
En septiembre, la revista nacional Sucesos para Todos publicó un informe en tres partes intitulado “Guerrillas en la sierra chihuahuense de Madera”lii, reeditado después en Índice. En él se detallaban los atropellos cometidos por los caciques y las autoridades y las causas de la guerrilla. Después de narrar una breve historia de José Ibarra, describió su entrevista en la sierra con Gámiz y Salomón Gaytán y presentó un relato pormenorizado y escalofriante de los atropellos cometidos por los Ibarra y sus cómplices federales y estatales. Describió la manera en que los soldados llegaron a la casa de la madre de los Gaytán, Aurelia Aguirre, y colgaron con un cabestro a su nieto de once años, José de la Luz Gaytán, golpeándolo cuando no contestaba sus preguntas. Además formaron una especie de campo de concentración, a donde llevaron a varios campesinos y los torturaban mientras cateaban y robaban sus casas.

El Segundo Encuentro en la Sierra Heraclio Bernal y sus resolutivos.

En la ciudad, estudiantes de las escuelas normales fundaron grupos de apoyo y algunos intentaron unirse a las fuerzas en la sierra pero regresaron al punto de partida, abrumados por la dureza de las condiciones físicas. En este punto, el GPG se percató de la necesidad de entrenamiento para incorporar lugareños.

En enero de 1965, mientras Gámiz estaba en la Sierra, la UGOCM estatal se dividió. Los partidarios de Lombardo quisieron volcarse hacia las campañas electorales, poniendo freno a las acciones de masas. Los simpatizantes de Gámiz proponían participar en las elecciones, sin dejar las manifestaciones de masas y construyendo una organización clandestina paralela para la autodefensa campesina armada. Esta estrategia tripartita de protestas masivas, participación electoral y autodefensa armada, parecía una negativa a escoger entre las alternativas. De hecho, el objetivo del grupo era unir los liderazgos que emergían del movimiento de masas en un foco político-militar con sede en la sierra, con sus propias redes de apoyo urbanas, lo que permitiría eventualmente establecer vínculos en todo el país. Esta posición reconocía que los límites de la autodefensa armada en la sierra se habían alcanzado y proponía una estrategia nacional.

A finales de mayo de 1965, el Segundo Encuentro en la Sierra “Heraclio Bernal” se llevó a cabo en el norte de Durango. Se presentaron cinco resoluciones para clarificar los objetivos del GPG, facilitar su difusión nacional y fomentar un liderazgo de unidad, y se concluyó con un llamado para la lucha armada inmediata. Estos documentos, junto con el folleto de Gámiz “La participación estudiantil en el movimiento revolucionario”, se diseminaron ampliamente. Las copias están disponibles en una página web dedicada al grupo.liii

Las Resoluciones son el único indicio escrito sobre la ideología que motivó al GPG, aunque yo sostendría que no reflejan adecuadamente la habilidad del grupo para maniobrar sobre el terreno. El texto muestra una mezcla curiosa de marxismo teleológico ortodoxo y foquismo; una buena parte parece un préstamo del conjunto de análisis marxistas-leninistas por entonces en boga. Las Resoluciones destacan por la ausencia de un análisis específico de la historia de Chihuahua o de los acontecimientos recientes en México, tales como la ola de huelgas que se habían sucedido en la Ciudad de México años atrás y en las que Gámiz había participado. También representan la falta de entendimiento de la naturaleza corporativa del Estado mexicano o su habilidad para cooptar movimientos autónomos a través de prebendas y reformas preventivas. En las Resoluciones –como en el Chihuahua de Giner– el Estado ofrecía sólo palos y no pan. Asimismo, éstas contenían ataques mordaces contra el PCM y el PPS y abogaban por la creación de grupos guerrilleros en todas las zonas rurales. Me permito sugerir que el desacierto de las Resoluciones, al no tomar en cuenta la propensión del Estado a negociar, podría haber provenido del hecho que los autores habían retomado mucho de su análisis de una fuente que no contemplaba México.

Solicitantes de tierra legaron a Chihuahua se hicieron
manifestaciones diarias a lo largo de un mes,
exigían el reparto agrario.

El GPG en la Ciudad de México y más allá (liv)

A comienzos de 1965, miembros del GPG establecieron una sede en la Ciudad de México, recibieron entrenamiento militar, contactaron a otros grupos revolucionarios, como el Movimiento Revolucionario del Pueblo, en Guerrero, e intentaron infructuosamente recaudar dinero para nuevas acciones en la sierra. La persona de confianza para el entrenamiento militar era el capitán retirado del ejército Lorenzo Cárdenas Barajas, quien afirmaba haber entrenado a los compañeros de Fidel Castro durante sus años en México. Es incierto si Cárdenas Barajas trabajaba a favor de la Secretaría de la Defensa Nacional.

En la primavera, la Secretaría de Educación Pública anunció que algunos maestros, entre ellos Pablo Gómez, serían reasignados a escuelas apartadas de su zona de influencia, para separarlos de los movimientos que encabezaban. Raúl ya había sido asignado al pequeño pueblo de Ojinaga, en la frontera con Estados Unidos.
Los militantes del GPG formularon el plan de asaltar el cuartel militar de Madera mientras estaban en la Ciudad de México. Era un objetivo curioso para un grupo que había anunciado en repetidas ocasiones que su lucha era contra el gobierno estatal y no el federal. Esta insistencia, sin embargo, no era acorde con las aspiraciones revolucionarias descritas en las Resoluciones, mismas que apuntaban a objetivos más amplios. El propio cuartel era provisional, estaba conformado por edificios que eran propiedad de Bosques de Chihuahua y albergaban destacamentos enviados a Madera para perseguir al GPG.

El plan original era asaltar el cuartel, ocupar el centro del pueblo, tomar el control del banco y la estación de radio y transmitir un llamamiento a los campesinos locales a alzarse en armas. El grupo contaba con la actuación de unos treinta o cuarenta combatientes pertrechados con armas automáticas expropiadas con anterioridad. El GPG se había envalentonado por el éxito previo y juzgaba que una acción de carácter tan espectacular podría conducir a los campesinos a unirse a ellos en una guerra de guerrillas popular. No todos estaban conformes con el plan, especialmente Pablo Gómez, quien dudó hasta el último minuto.

Dos semanas antes del ataque, Arturo Gámiz y Salomón Gaytán publicaron una carta acusando a Giner de cobardía y reiteraron que una vez que sus objetivos se cumplieran, los caciques locales fueran removidos y las tierras devueltas, ellos depondrían las armas.lv A principios de septiembre partieron a la Ciudad de Chihuahua, donde se reunieron para elaborar los preparativos finales. Ahí mecanografiaron plantillas de las Resoluciones de la sierra y las imprimieron en un mimeógrafo prestado, llamándose a sí mismos “Ediciones Línea Revolucionaria” y bromeando respecto a que las manchas de sus huellas digitales se imprimían en los documentos. Un comando suyo secuestró un taxi de Torreón a Chihuahua; el chofer fue retenido por varios días, después le pagaron una suma considerable de dinero y lo liberaron. Posteriormente, el chofer comentó: “Parecían buenos muchachos”.

De camino a Madera, Salvador y Juan Antonio Gaytán se toparon con un sinnúmero de contratiempos. Viajaron por una semana a través de la sierra a pie, sin provisiones, cargando cada uno con unos treinta kilos de armas automáticas, las cuales habían sido expropiadas y escondidas en varios lugares. Se retrasaron por las lluvias de fines de verano y ni ellos ni las armas llegaron al asalto.

Los estudiantes de la universidad, enviados a Madera para reconocer el terreno, habían llamado la atención de la policía, no fueron capaces de encontrar el lugar de reunión y regresaron a la capital. Entre la información que no pudieron transmitir estaba el hecho de que había ciento veinticinco y no setenta soldados en el cuartel.
16
El grupo que se reunió en la víspera del asalto constaba de trece personas con una lamentable colección de armas, entre ellas dos mosquetes, una escopeta de una sola carga, dos calibre .22, cocteles molotov, algo de dinamita y granadas caseras que fallarían al detonar. Los planes habían contemplado a treintaiún personas con armas de alto poder. Aunque esto no se concretó, el grupo decidió continuar bajo el plan de asaltar el cuartel y replegarse a las inmediaciones de la sierra. Gámiz rechazó los argumentos para esperar por armas e información con acusaciones de cobardía.

Justo antes del alba, el grupo formó un semicírculo alrededor del cuartel y Ramón Mendoza disparó hacia la bombilla que estaba arriba de la puerta principal. “¡Ríndanse! ¡Ya no tiene remedio!”. La sorpresa dio a los guerrilleros una ventaja inicial. Después vacilaron en lugar de retirarse y las tropas cayeron sobre ellos por detrás, cortando la retirada. El tiroteo duró aproximadamente una hora y media. Las tropas del ejército mataron a ocho guerrilleros, incluyendo a Gámiz, Gómez y Salomón Gaytán. Los otros muertos fueron finalmente identificados como Miguel Quiñones Pedroza, director de una escuela rural en Ariséachic, en la Sierra Tarahumara; Rafael Martínez Valdivia, maestro de Basúchil y estudiante de leyes en la universidad; Oscar Sandoval Salinas, estudiante de la escuela normal del estado; Antonio Escóbel Gaytán, campesino y sobrino de Salomón Gaytán, y Emilio Gámiz García, estudiante de la Escuela Normal del estado y hermano menor de Arturo Gámiz. De los trece, sólo Pablo Gómez, de treinta y nueve años y padre de cinco hijos, pasaba de los veinticinco.

Cinco guerrilleros lograron escapar: Ramón Mendoza se internó en la sierra con la ayuda de un ferrocarrilero que lo escudó detrás de una locomotora; Florencio Lugo, con una herida de bala en la pierna; Guadalupe Escóbel Gaytán, Francisco (Paco) Ornelas Gómez y Matías Fernández. Tanto Lugo como Ornelas han publicado testimonios al respecto.lvi Cinco soldados murieron y diez fueron heridos. Algunos lugareños aseguraban que muchos soldados más habían sido asesinados y enterrados en secreto; la leyenda es indicativa del respeto que se tenía por los guerrilleros.

Los cuerpos de los guerrilleros muertos fueron lanzados en la parte trasera de un camión de madera y desfilaron por la ciudad bajo la lluvia, para después ser arrojados sobre la plaza y dejados ahí en el transcurso de la noche. Todos estaban mutilados y cosidos de balas de ametralladora y la cabeza de Gámiz estaba destrozada. El General Tiburcio Garza Zamora, Comandante de la Quinta Zona Militar, arribó ese día con Giner desde Chihuahua, donde el gobernador había dado una conferencia de prensa, sentenciando: “Nada ha pasado aquí, absolutamente nada”. Los familiares llegaron a reclamar los cuerpos, pero Giner ordenó echarlos a una fosa común. Solamente los familiares de Salomón Gaytán lograron sepultarlo por separado.

Inmediatamente después del ataque, la Quinta Zona Militar se hizo cargo, impidiendo el acceso a autoridades estatales y federales, prohibiendo las autopsias requeridas por ley y cooperando únicamente con la Dirección Federal de Seguridad. Al mismo tiempo, se desató una ola de represión feroz, se movilizaron tropas y se enviaron aviones en pos de los cinco sobrevivientes. Cientos de lugareños fueron arrestados y retenidos toda la noche, atados de pies y manos. El Coronel, después General, José Hernández Toledo, quien presidiría el ataque contra los estudiantes en Hermosillo en 1967 y la masacre de Tlatelolco un año después, se unió a la búsqueda con un batallón de fusileros paracaidistas de la fuerza aérea. El 25 de septiembre, el congreso del estado requirió la ayuda del gobierno federal, enumerando las acciones guerrilleras del año anterior.

El 30 de septiembre, el periodista Víctor Rico Galán y el fotógrafo Rodrigo Moya viajaron a Madera y a Cebadilla de Dolores; su reportaje –que simpatizaba con los guerrilleros– fue publicado en Sucesos para todos dos semanas después, recibiendo atención nacional.lvii La UGOCM, el PPS y el PCM condenaron la acción.

El 31 de octubre de 1965, en abierto desafío a las órdenes militares, familiares de Pablo Gómez limpiaron la tumba y dejaron flores. Quinientas personas arribaron al cementerio dos días después.

El día previo al ataque, cientos de egresados de las normales se manifestaron en la Plaza de la Constitución, pues doscientos dos se habían quedado sin plazas; entre los oradores estuvo Paco Ornelas.lviii Después del ataque, a las protestas se sumaron los reclamos de justicia y en contra de la represión política; las manifestaciones continuaron hasta finales de octubre.lix

Parada en la oficina del DAAC
Septiembre de 1963
Campesinos del Ejido Fco. Villa
de la región de Nvo. Casa Grandes

Los resultados

Los avances en la discusión sobre los movimientos revolucionarios de los sesenta y setenta vinieron tras la apertura de los archivos del aparato de seguridad nacional que hizo el presidente Vicente Fox en el 2002, la cual permitió a los investigadores el acceso a información oculta por mucho tiempo. La apertura se hizo con la intención de desacreditar al PRI; de hecho, los documentos demostraban la profundidad de la corrupción y la brutalidad de la que el PAN mismo no había salido inmune.

El 23 de septiembre de 2003, Carlos Montemayor presentó Las armas del alba: Una novela –una recreación de hechos ficticia basada en una investigación de fondo– en el teatro municipal de la ciudad de Chihuahua, ante una multitud desbordada, con la presencia incluso de familiares de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Los cuatro sobrevivientes del ataque compartieron el estrado. Nacido en Parral, Chihuahua, Montemayor había dejado el estado para ingresar a la UNAM, siendo muy joven. Había conocido a miembros del GPG en la ciudad de Chihuahua, donde había colaborado con el periódico radical Acción, y había experimentado los intentos del gobierno por retratarlos como criminales como un momento que había cambiado su vida. Su novela rompió el silencio que había envuelto estos eventos por décadas. Más tarde, Montemayor publicó La fuga, acerca de la huída de Ramón Mendoza de la prisión de las Islas Marías en 1970, y su novela póstuma, Las mujeres del alba. Estas obras abrieron las compuertas de la memoria, permitiendo la discusión pública de asuntos que habían sido soterrados.

La guerrilla de Chihuahua se colocó en un punto de inflexión entre los viejos métodos de lucha que se remontaban a la revolución de 1910 y a batallas anteriores en la frontera, y expresiones derivadas de la Nueva Izquierda y su repudio hacia los movimientos comunistas ortodoxos; esto abrió la puerta a una serie de movimientos armados cuyas demandas iban más allá del cumplimiento de las disposiciones agrarias de la Constitución de 1917. En medio del llamado “milagro mexicano” –crecimiento económico, urbanización y el ascenso de la clase media– esto revelaba un profundo descontento, tanto de los campesinos destinados a pagar el precio, como de los estudiantes que se suponía iban a ser los beneficiarios. Los acontecimientos en Chihuahua y en toda la república en los sesenta y setenta hicieron añicos lo que quedaba de las pretensiones del régimen priísta de poseer una herencia revolucionaria, y abrieron el camino a los movimientos sociales autónomos que proliferaron en las siguientes décadas. Los Primeros Vientos barrieron lo viejo e hicieron espacio para lo nuevo.

"Ellos sabían por qué".

Cuadro de Alberto Carlos en homenaje a los caídos en Cd. Madera, 1965.


Citas:

i El Heraldo de Chihuahua, 1 octubre 1965, 1.
ii AGN, IPS, Problema Agrario de Huizopa, septiembre 1965, Vol. 450, Exp. 2.
iii Luis Aboites, Breve historia de Chihuahua (México, D.F.: El Colegio de México, 1994), 166.
iv Leticia Reina ubica las invasiones de tierras hasta los años setenta. Leticia Reina, Indio, Campesino y Nación en el siglo XX mexicano, (México, D.F.: Siglo XXI, 2011), cap.2.
v Archivo General de la Nación, DFS, Versión pública del expediente de Arturo Gámiz García.
vi Ana M. Alonso, Thread of Blood: Colonialism, Revolution, and Gender on Mexico’s Northern Frontier (Tucson: University of Arizona Press, 1995); José Fuentes Mares, …Y México se refugió el en desierto: Luis Terrazas, historia y destino (México: Editorial Jus, 1954); Fernando Jordán, Crónicas de un país bárbaro (México: Asociación Mexicana de Periodistas, 1956); Friedrich Katz, The Life and Times of Pancho Villa (Stanford: Stanford University Press, 1998); Victor Orozco Orozco, Diez ensayos sobre Chihuahua (Chihuahua: Doble Hélice, 2003).
vii Orozco, op. cit., cap. 1.
viii François Lartige, Indios y Bosques: Politicas forestales y comunales en la Sierra Tarahumara (Mexico: Casa Chata, 1983), cap. 1.
ix Samuel Truett, Fugitive Landscapes: The Forgotten History of the U.S.-Mexico Borderlands (New Haven: Yale University Press, 2006).
x Noé G. Palomares Peña, Propietarios Norteamericanos y Reforma Agraria en Chihuahua, 1917–1942 (Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1991), 129–131.
xi Luis Aboites, Breve historia de Chihuahua (México, D.F.: El Colegio de México, 1994), 160.
xii AGN, DFS, Exp. 100-5-1-64, L9, H107.
xiii Véase AGN, IPS, Estado de Chihuahua, 21 agosto 1964, Vol. 1025, Exp. 22.
xiv El Heraldo de Chihuahua, 28 noviembre 1959, 6.xv AGN, IPS, Antecedentes de Alvaro Ríos Ramírez, Vol. 2930.
xvi Jesús Vargas Valdez, “Los Olvidados,” La Fragua de los Tiempos, 18 marzo 2001, http://www.madera1965.com.mx/buscadocs.html (fecha de consulta: 10 de abril de 2011).
xvii Registro Agrario Nacional, Chihuahua City, Cebadilla de Dolores, 1160/23.
xviii Archivos Estatales de Chihuahua, Madera: Informes 1957–1979, Informe Presidente Municipal de Madera, Leonel Chávez Reyes, al Director de Gobernación, Vicente Grajedo P., 5 agosto 1964.
xix AGN, DFS, Exp. 100-5-20-963, L1, H94–95.
xx Ibid.
xxi AGN, DFS, Exp. 100-5-2, L1, H102–03.
xxii Indice: Un periódico sin cadenas, 2 febrero 1963.xxiii Indice, 24 marzo 1963.
xxiv AGN, DFS, Exp. 100-5-3-963, L1, H35–47.
xxv La Voz de Chihuahua, 12 mayo 1963.
xxvi AGN, DFS, Exp. 100-5-1-963, L6, H–294.
xxvii Índice, 8 de junio de 1963, 2.
xxviii AGN, DFS, Exp. 100-5-3-63, L1, H87–90.
xxix Acción: Voz revolucionara del pueblo, 5 de julio de 1963, 1 y 3 de agosto de 1963, 1.
xxx AGN, DFS, Exp. 100-5-3-63, L1, H110–120.
xxxi AGN, DFS, Exp. 100-5-3, L1, H-202.19
xxxii Acción, 3 octubre 1963, 1.
xxxiii AGN, IPS, Vol. 1305, Exp. 116–124; AGN, DFS, Exp. 100-5-3-63, L1, H258–59.
xxxiv AGN, DFS, Exp. 100-5-3-64, L1, H321–46, Exp. 32-1-964, L17, H198.
xxxv AGN, DFS, Exp. 100-5-3-64, L1, H397.
xxxvi Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Juzgado Primero de lo Penal, Distrito Morales, L49, Causa 28, Arturo Gámiz García.
xxxvii AGN, DFS, Versión Publica del expediente de Álvaro Ríos Ramírez.
xxxviii AGN, DFS, Exp. 100-5-3-64, L1, H438–56.
xxxix AGN, DFS, Exp. 100-5-3-64, L2, H15–18.
xl Salvador del Toro Rosales, Testimonios (Monterrey: Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo Leon, 1996), cap. 1.
xli AGN, IPS, Estado de Chihuahua, 21 agosto 1964, Vol. 1025, Exp. 22.
xlii Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Juzgado Primero de lo Penal, Distrito Morales, L67, causa 612, 221/64, Jesús Hilario Cardona Rodríguez.
xliii Archivo General de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Fondo Carlos Montemayor, Sección análisis político, Serie ataque al cuartel militar de Madera. Expediente sin número. Entrevista con Laura Elena Gaytán Saldívar, s/f.
xliv AGN, DFS, Exp. 100-5-1-64, L8, H233.
xlv Índice, 3 julio 1964.
xlvi AGN, DFS, Exp. 100-5-1-64, L9, H263–65.
xlvii Índice, 22 diciembre 1964, 3.
xlviii Judith Reyes, “El Corrido de Arturo Gámiz,” Mexico: Days of Struggle (Paredon Records, 1973).
xlix Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, Informe Histórico a la Sociedad Mexicana, “Inicios de la guerrilla moderna en México,” [borrador] National Security Archives, http: www. criterios.com/Documentos/050_El_inicio_de_la_Guerrilla_ Moderna_en_Mexico.pdf (fecha de acceso: 15 de marzo de 2006), 9–10.l AGN, DFS, Exp. 100-5-3-64, L2, H36–37.li Archivos Estatales de Chihuahua, Policía del Estado, n. 1772, Exp. VII.
lii Daniel de los Reyes, “Guerrillas en la sierra chihuahuense de Madera”, Sucesos para Todos, 11, 18, 25 de septiembre de 1964.
liii www.madera1965.com.mx/.
liv Existen varias versiones de los hechos en fuentes secundarias, véase: Florencio Lugo, 23 de septiembre de 1965: El asalto al cuartel de Madera (México, D.F.: Yaxkin AC, 2007); Carlos Montemayor, Las armas del alba: Novela (México, D.F.: Joaquín Mortiz, 2003); Paco Ornelas Gómez, Sueños de libertad (Chihuahua: [s.e.], 2005); Víctor Orozco Orozco, “La guerrilla de los sesenta”, en Diez ensayos sobre Chihuahua (Chihuahua: Doble Hélice, 2003); José Santos Valdés, Madera: Razón de un Martiriologio (México, D.F.: [s.e.], 1968).
lv AGN, IPS, vol. 450, exp. 2.lvi Lugo, op. cit., Ornelas, op. cit.lvii Victor Rico Galán, “Chihuahua: de la desesperación a la muerte”, Sucesos para todos, 15 octubre 1965.lviii El Heraldo, 23 septiembre 1965, 1.
lix AGN, IPS, Vol. 450, Exp. 1, 253.

Gracias BETH.